viernes, 29 de noviembre de 2013

El día que morí

Hay veces que ocurren cosas que nos cambian la vida. Puede que duren unos minutos o incluso segundos, pero le dan la vuelta a nuestro universo. Por desgracia, hay veces que la Ley de Murphy está presente y la tostada cae sobre la parte de la mermelada.

El día 3 de diciembre hace 4 años que a mi padre le dio un infarto agudo. Casi se muere. Recuerdo cada detalle de aquel día, hasta el calor de Sol mientras corría a donde estaba mi padre. Durante meses me levantaba por las noches con el corazón a mil porque oía la voz de mi madre llamándome, de la misma manera que lo hizo aquella mañana al llamarme por teléfono.

Aquel año no fue fácil. Encerrada en una carrera que no me gustaba, mintiéndome a mi misma que eso me convenía si quería conseguir mis sueños, amigas que una por una se convirtieron en víboras para destrozar el par de sueñitos que tenía y que quería, tonta de mi, compartir con ellas. Estaba claro que no era mi año.
Decidí darle una vuelta a mi vida y por qué no, empezar de nuevo. Al fin y al cabo no tenía nada, asi que no tenía nada que perder. Me cambié al turno de tarde en la uni para conocer gente nueva, decidí involucrarme en otras cosas que me gustaban para demostrarme que podía seguir adelante de nuevo, como siempre había hecho.
Recuerdo los días que estuvo mi padre ingresado como tranquilos, demasiado tranquilos. Sacar una sonrisa para no llorar delante de mi familia, incluso "estudiar" en las horas que estaba en el hospital. Todo estaba bien. Sonriémos.
Pero por las noches cuando iba a la cama pensaba: "y si cuando le den el alta a mi padre le ocurre algo y no sabemos cómo atenderle...pero...y si mi ocurre a mi...y si me ocurre lo mismo que a él"
Ojalá me hubiera dormido en vez de pensar...

Desde aquel día mi ansiedad aumentó, pero en época de exámenes no era raro. Pero no lloré. No lo hice durante casi medio año.
El día 12, unos días después de que a mi padre le dieran el alta, decidí ir a comprar con mi madre para olvidarme un poco de lo que estaba ocurriendo en mi casa. Esa mañana me tuve que volver antes a casa de clases de inglés que aquel año tenía en la universidad. Me encontraba fatal. Como si fuera a explotar en cualquier momento.
De camino al centro comercial iba muy nerviosa, tenía ganas de decirle a mi madre que tenía miedo a que me ocurriera lo mismo que a mi padre. Al poco de entrar me empecé a sentir mal, asi que decidí salir. Estaba muy nerviosa. Me quería ir a casa, por lo que volví a entrar para decírselo a mi madre. Empecé a dar vueltas para buscarla, y comencé a agobiarme. Vi de lejos a una chica de mi instituto y por algún motivo me hizo sentirme mal, no quería que me viese así, por lo que rápidamente quise salir de allí. Recuerdo aquel pasillo que daba a la salida como el más largo que había visto. Al llegar al final no pude más. Le dije a una señora que me encontraba muy mal, y dejé de ver, me faltaba el aire y me dolía el pecho como si se me fuera a romper el corazón. En cierto modo lo hizo. En cuanto la señora dijo que alguien llamara a una ambulancia me entró el pánico y salí de allí corriendo. Yo misma llamé a la ambulancia una vez fuera. No quería ver a nadie más.
Al rato me vi en una ambulancia tumbada enchufada al oxigeno, con mi madre fuera llorando junto a mis tíos y mis primos por verse por segunda vez en una semana en esa situación.
Me dijeron que era ansiedad. Tal cual. Ni siquiera me dijeron que había sido un ataque de ansiedad. Eso lo tuve que descubrir yo sola investigando. No sabía ni que eso existía. El darle nombre a las cosas hace que todo vaya a mejor. Puedes llamar por nombre propio a la criatura.

El 2010 fue un infierno. Convulsiones nocturnas, miedos irracionales, despersonalización, ataques de pánico día sí día también, obsesiones...y tristeza, la más profunda que había sentido en la vida. No le deseo a nadie lo que viví.

Nadie me ayudó. Nadie. No dejaba de suspender una por una todas las asignaturas. Yo, la estudiante modelo toda mi vida, estaba suspendiendo. Mis compañeras de clase me trataban como una mala estudiante, poco responsable, porque dejé de ir a clase. Esto es algo con lo que he vivido el resto de la carrera.
Los consejillos de "haz ejercicio, o busca ayuda" empezaron a ser normales. ¿Cómo narices voy a hacer ejercicio si casi no puedo respirar?. Me decían que buscara ayuda, pero a nadie se le ocurrió darme simplemente un abrazo y decirme que todo iría bien.
Mi padre lo remató con: "si no vales para estudiar, ponte a trabajar". Eso me dolió. Me tiraba hasta las tantas de la madrugada intentando no morirme por la ansiedad, y cuando él se levantaba por sus propios problemas de ansiedad, le hacía una tila cargada y me quedaba con él hasta que se tranquilizaba. Luego se iba a la cama, pero yo seguía despierta...toda la noche. No voy a contar cada cosa que viví aquel año, porque son pesadillas hechas realidad, y son tan terribles que no se merecen ni ser mencionadas.

Con 20 años me vi muerta en vida. No podría volver a salir de casa. Tendría que olvidarme de tener vida. Se acabó el tener amigos, se acabó el tener una carrera y ser alguien en la vida, se acabó el enamorarse, se acabó ver un árbol, ir al cine, viajar, ver a mi familia materna...se acabó la vida.
La ansiedad se convirtió en depresión, y la depresión en agorafobia. Aunque de ésto no he sido consciente hasta ahora.

Me enamoré. No voy a decir de quién. Y 2011 fue más fácil, y eso que esa persona se marchó de mi vida a finales de 2010. Es increíble el poder del amor. Amor por mi misma, porque aunque fue a través de otra persona me di cuenta que todo lo que había avanzado era gracias a mi y mi esfuerzo. El 2011 fue una bendición. Taché de mi lista todo lo que pensaba que no iba a volver a hacer. Me emocioné al ir al cine con mis primos. Lloré cuando a lo lejos vi de nuevo el Lago de Sanabria, era el sitio más precioso del mundo. Cualquier detalle era un triunfo. Aunque nadie lo sabía excepto yo.

No, las cosas no volvieron a ser igual que siempre. A día de hoy sigo teniendo problemas. Que no digo cuántos días puedo pasar sin salir de casa por culpa de la agorafobia porque tampoco serviría de nada.
Mi perspectiva sobre la vida ha cambiado totalmente. Consigo transformar los días de miedo y tristeza en algo bueno. Sigo teniendo sueños. Otros diferentes que hace unos años, pero son sueños reales y que me llenan como hace mucho tiempo que no lo hacía algo. Y tienen nombre propio =)

La agorafobia me ha quitado muchas cosas también. Dejar de hacer cosas que quiero hacer, alejarme de la gente que quiero. Y mentir, mucho, muchísimo. No soy una persona mentirosa, principalmente porque no sé hacerlo, aunque he tenido que aprender porque no me quedaba otro remedio. ¿Cómo iba a explicarle a alguien algo que ni yo entendía?

Que si no salgo contigo no es porque no quiera, es porque no puedo. Si no voy a clase o una reunión no es porque sea una irresponsable y no me importe. Trabajaré como la que más aunque sea desde casa. Si me quieres ver, ven a verme y serás totalmente bienvenido. Soy la misma de siempre, pero con una limitación. He hecho muchos esfuerzos para ir con una sonrisa y hacer cosas que me daban miedo, como ir a un concierto y acabar en las gradas de arriba del todo. Mucha gente en un sitio cerrado y vértigo para una persona con mi problema no es buena combinación. Pero lo hice, porque debía de hacerlo por alguien. No he tenido tanta suerte, por mi generalmente no hacen cosas. Puede sonar un poco infantil (y machista¿?) pero sueño con que alguien venga a rescatarme para sacarme de mi torre.

Me duele no poder estar ahí más por la gente que me importa. Cuando alguien que vive fuera me dice que vaya a visitarlo, y no quiero decirles que no puedo. O cuando me preguntan si les puedo acompañar a algún sitio y tengo que volver a inventarme una excusa para no ir.
La poca gente que lo ha sabido me dice "pero sal, el mundo está afuera". Si fuera tan fácil, ¿no lo habría hecho ya? Me jode estar acostumbrándome a que me llamen vaga, inútil, que soy una cobarde o que la gente me prejuzgue. Sigo siendo la misma! Sigo siendo responsable con las cosas que me importan. Sigo siendo capaz de reírme y hacer reír a los demás.

Yo no he elegido estar así, yo no elegí que me diera un ataque de pánico aquel día. Cada día intento hacerme feliz porque sigo teniendo esperanzas que ésto también pasará. Por ahora solo me queda seguir trabajando en conseguir mis sueños y esperar que algún día haya alguien que me quiera lo suficiente para entender mi problema y me apoye. Habrá días buenos y los disfrutaré, y habrá días malos, unos los podré transformar a buenos y otros no. Hasta entonces, toca intentar ser feliz.

Dejo unos cuántos vídeos sobre la agorafobia, el mini-reportaje, un corto y algo más largo, un documental.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/mas-gente/mas-gente-usted-tiene-panico/1340953/?fb_action_ids=10151489415673250&fb_action_types=og.recommends&fb_source=aggregation&fb_aggregation_id=288381481237582


http://www.youtube.com/watch?v=4R1Ck_9YvD0&list=LLCA_Z0V71QJkO-4ezFjaJGA&feature=mh_lolz


(tiene varias partes) http://www.youtube.com/watch?v=LzoPeEfWYYg

viernes, 5 de abril de 2013

Love is easy

Mi vida parece un reflejo de cómo leo los libros. Siempre he tenido la necesidad de leerlos de golpe. Tirarme 4 días sin parar, como mucho para comer, pero mientras comía seguía pensando en el libro. Ese amor pasional hacia la historia, dándole cada uno de mis minutos vitales como si mi vida dependiera de eso.
Últimamente esto ha cambiado un poco. Leo saboreando cada párrafo, sin prisas. Despacio. Dándonos tiempo a conocernos bien. Puede que pase días, semanas sin tocar el libro, hasta que un día me acuerdo y vuelvo a ponerme en él. Hay veces que me dan arrebatos pasionales y me leo medio libro sin parar. Luego me doy cuenta que así lo único que hago es adelantar lo inevitable: que la historia termine antes. Como todo en la vida. Supongo que siempre podré buscar otro libro después.
Un profesor que tuve en la carrera (de los pocos de los que me voy a acordar cuando me vaya) tiene una teoría sobre el Amor y las relaciones. Puede que cada persona, cuando conocemos a alguien, tengamos destinado tantos minutos con esa persona. Ya la decisión de cómo gastamos esos minutos es cosa nuestra, si vivirlos intensamente aún sabiendo que acabaremos los minutos antes, o hacerlo con tranquilidad, sin prisas... dejando que nos echemos de menos. 

miércoles, 23 de enero de 2013

Conversación entre un padre y su hija

21/07/96

Conversación entre Verónica (6 años) y su padre.Eran las 12 de la noche aproximadamente. Echados en las tumbonas con la vista puesta en el Infinito.

Verónica empieza a preguntar:

- Papá, ¿por qué esa estrella brillante de allí arriba no parpadea como las demás?
- Las estrellas parpadean dependiendo si hace mucho viento o poco viento. Es cosa de las atmósfera de la Tierra. Si te fijas, esa estrella también parpadea como las demás.

- ¿Y las personas pueden coger un avión y llegar a las estrellas?
- No, hija. Las personas no podemos ir todavía a las estrellas, porque no estamos tan adelantados. Nuestros aviones y cohetes todavía no pueden ir. Cuando seas mayor quizá puedas ir tú. Además, aunque ahora no puedas ir con tu cuerpo sí que puedes hacerlo con la imaginación y la fantasía. Con tu imaginación puedes ir a donde quieras.
- Claro, esto yo puedo hacerlo porque pienso. Mira, ahora me estoy imaginando que viajo sentada encima de aquella estrella
....
- ¿Y por qué entonces las personas no hacen más dinero para poder subir a las estrellas?
- No es por el dinero, Verónica. Es que todavía no sabemos como ir.
- ¿Y quién inventó el dinero? ¿Quién lo hace?
- El dinero lo inventaron los hombres hace muchísimo tiempo para poder comerciar, poder comprar, poder vender... El dinero lo hacen unas personas que trabajan en hacer billetes, monedas.

-Oye papá, el abuelo, el Quique y la abuela, ¿me estarán viendo desde las estrellas?
- No estoy muy seguro, pero puede que sí que te estén viendo.

- ¿Por qué siendo las estrellas tan grandes caben todas en el Universo? ¿Cómo es de grande la Tierra y el Universo? 
- ¿Tú te acuerdas del año pasado cuando estuviste en la playa?
- Si.
- Pues imagínate que uno de esos granitos es la Tierra y el resto de la playa son las estrellas del Universo, ¿te das cuenta qué pequeñita es la Tierra?
- ¿Y dónde tiene fin el Universo?
- Tiene fin y no lo tiene. Depende
...
- ¿Y cuando nos muramos iremos a las estrellas? 
- Por supuesto que sí.
...
- ¿Por qué Dios y Jesús mandan?
- Dios manda porque ha sido Él quien ha creado Todo, y Jesús también manda porque es el hijo de Dios.
...
- Papá, ¿existen los Ángeles?
- Naturalmente que sí, y existen varios tipos de Ángeles.
- ¿Son ayudantes de Dios?
- Claro que sí, pero ¿quién te ha dicho eso?
- Se me ha ocurrido.
- ¿Y Dios ha creado todo, los árboles, las estrellas...?
- Sí, Dios y sus ayudantes.
- ¿Y cómo lo han hecho?
- No lo sé. Ese es algunos de los secretos de Dios.
- ¡Vaya morro que tiene Dios!


viernes, 30 de noviembre de 2012

Carta de marzo 2010

Escribí este correo a la que era mi mejor amiga después de discutir y romper nuestra amistad. En unos peores momentos de mi vida. Durante nuestra amistad siempre pensé que ella me quería más a mi que yo a ella. No me contestó nunca al correo, sino que fue capaz de hacer cosas para seguir haciéndome daño. Está claro que subestimo mi cariño a los demás. Puede que quiera más de lo que pienso y no soy consciente. Hoy he leído el correo por primera vez desde que lo escribí, y me siento sorprendida y orgullosa de mi misma. Aunque suene egocéntrico, pero ojalá hubiera tenido más amigos como yo, capaces de pedir perdón con la mano en el corazón, aún cuando deberían ser las otras personas las que deberían pedir perdón. Debo seguir queriendo de esa manera a los demás, pero a quienes se lo merezcan de verdad. 


Hola:

Ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero necesitaba decirte esto.
No sé como empezar esto pero yo creo que la forma mejor es pidiéndote perdón. No por lo que pasó en septiembre, sino porque durante estos meses me he dado cuenta de que me había estado centrando más en conseguir en mis sueños que mantener las cosas que de verdad me importaban, que eras tu y mi familia. Después de casi perder a mi padre me he dado cuenta de muchas cosas, es cierto de que nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Ademas para que quiero mis sueños si me faltan piezas para completarlos...Por eso te pido perdón, por no haber sido algunas veces la amiga que debería haber sido, a lo mejor olvidándome un poco de ti.
Te juro que en ningún momento estuve enfadada contigo, tan sólo el día que discutí contigo delante de Marian. Al igual que te sigo jurando que lo que puse en el tuenti no era por ti, sino por toda mi vida en general. Después de que me hayan hecho tanto daño personas que supuestamente me querían pues duele. Volvía a cumplir otro sueño, y cuando empezaste a comportarte así, como si te diese igual todo, poniéndome excusas, me dio la sensación de estar como aquel día en Londres, en el que se supone que tenían que ser unos de los mejores de mi vida y me los pasé llorando.
No estaba enfadada contigo, estaba triste y desilusionada. Me lo pasé bien en el concierto, pero la cuestión es que tu no estabas allí  Eso era todo lo que quería  que me acompañaras y vivieras conmigo mi sueño, porque como ya te he dicho antes, para que quiero mi sueño si me faltan piezas para cumplirlos. Quería que todo saliera bien. Por eso me molestó tanto que me pusieras tantos impedimentos, porque de verdad quería que vinieras. Y cuando más me desilusioné es cuando desconfiaste de mi, y me empezaste a llamar mentirosa. ¿Te puedes hacer a la idea lo desconcertada que me sentía  que después de volver de vacaciones tuvieses esa actitud conmigo? Y luego estabais tu y Marian aquel día  con las frases secretas entre vosotras y hablando del día que quedasteis juntas. Me sentí fatal, marginada. Y más perdida aún, porque no entendía que estaba sucediendo.
No te estoy contando esto por nada ni para que las cosas vuelvan a ser como antes, porque yo creo que es casi imposible, la verdad es que ni yo sé porqué lo estoy haciendo pero necesitaba hacerlo. Sólo quería que supieras mis sentimientos y que no te tengo rencor ni odio. Al fin y al cabo eras mi alma gemela de amigos, y a la gente que se quiere no se deja de querer de repente. No hace falta que me contestes, con que lo hayas leído me es suficiente. 
Suerte.

domingo, 12 de agosto de 2012

Cuando una puerta se cierra, otra se abre


Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿se acabó tu relación?, ¿ya no vives más en esa casa?, ¿debes irte de viaje?, ¿la relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya es infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes.¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentalmente, envenenarte y amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿necesidad de aclaraciones?, ¿palabras que no se dijeron?, ¿silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.
Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo.

martes, 10 de julio de 2012

Sueños...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar…
decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como 
una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias
debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.
Me dejó de importar quién ganara o perdiera;ahora me importa simplemente 
ser mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar 
a alguien Amigo.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento.
El amor es un estilo  de vida.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a 
ser una tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas 
a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas…
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar.


Walt Disney











jueves, 19 de abril de 2012

Yo te esperaré...


Llevo un rato tratando de escribir una y otra vez lo que siento. Escribo, borro, escribo, borro…
Quería hablar de esos momentos de intuición, en los que tu miedo te dice que no lo hagas. pero unas cosquillas interiores te ponen una sonrisa en la cara y  te empujan. Al vacío. Puede sonar un poco pesimista, pero estos momentos de intuición llegan cuando ya no te queda nada más que perder. Son muy pocas veces las que he hecho esa clase de locuras, seguir a la sinrazón, hacer las cosas sin saber que se está haciendo, simplemente porque lo siento. ¿Y sabéis qué? han sido las mejores decisiones de mi vida. No quiere decir que el esperado premio llegase en seguida, el juego sería demasiado fácil así. Y además el camino está para aprender, ¿verdad?Si se llega al objetivo demasiado pronto no lo disfrutamos bien, porque una vez llegado a la meta lo que nos hace disfrutar no es el objetivo en sí, sino las cosas que hemos tenido que ir dejando atrás para llegar ahí, ese camino. Creo que me acabo de desviar de camino jajaja pero no lo voy a borrar, que ha quedado bien. Yo iba a hablar de esas locuras, sí, las de la intuición, las que no tienen ningún sentido y aún así las hacemos, aunque el truco es que no tienen sentido en el ahora. Hay que esperar. Y ahí entra de nuevo en juego la intuición, que llegado el momento en el que te das cuenta del porqué de todo, viene y te dice “¿Lo ves? Te lo dije”, se da la vuelta y se pira, hasta la próxima vez que se la necesite. Es como uno de esos amigos que aunque no lo ves mucho siempre están ahí, la mayoría de las veces más fiel que los amigos cercanos. Creo que la vida merece la pena solo por esperar a la intuición, aunque las cosas vayan muy mal volverá en el momento indicado, que no quiere decir cuando más la necesitemos, no, en el momento indiciado. Le gusta chulearse.
Las cosas más bonitas que me ha dado la vida han sido gracias a mi amiga. Gracias, porque me has dado una vocación, una pasión, y me has traído a mi vida gente que me rompe los esquemas diariamente. Incluso me has dejado despedirme de alguna persona.
Llegado este momento tengo que decir que mi intención era escribir sobre mi última intuición, cosa que al final no he hecho como se está viendo, pero es que mi amiga me está diciendo que espere, que aún quedan cosas por venir en ese asunto. Y vosotros, ¿seguís vuestra intuición?